miércoles, 3 de noviembre de 2010

Besos de frutilla y menta


Hay besos que saben a frutilla y a menta, hay besos amargos y dulces, los amargos los podría clasificar como los que forman parte de las personas que al pasar el tiempo nos dejarán y se irán lejos de nuestro alcance, de nuestra vista, nuestras manos y alma. Los que saben a menta son frescos como almas renovadas deseosas de comenzar algo nuevo algo que los hace ver siempre soñadores.



Los de frutilla son tan dulces que provienen de personas cálidas como la suave brisa que corre en las mañanas del otoño. Amamos que nos besen, sentimos conexión con el otro, mejor aún si el sentimiento es correspondido. Pero si no es así, si es solo por pasar el momento y disfrutar para satisfacer esa sed ardiente que cada uno lleva dentro, nos vamos desglosando, nuestra alma va dejando pequeños trozos por los lugares que hicimos tal acto amoroso sin sentir nada.
No dejen que eso suceda, o se sentirán vacíos, llenos de nada y muy cerca de aquel vacío inmenso que todos llevamos dentro

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